El futuro del sistema financiero "Un nuevo orden capitalista"
El capitalismo del siglo XXI es distinto del
del siglo XIX. La lección aprendida del sector financiero se confirma en otros
sectores: aunque las regulaciones del New Deal no funcionen hoy, lo que se
necesita no es una desregulación total sino más regulación en determinadas
áreas y menos en otras. La globalización y las nuevas tecnologías han abierto
la posibilidad de nuevos monopolios mundiales con una riqueza y un poder muy
superiores a lo que los barones de finales del siglo XIX habrían siquiera
soñado
Aunque los beneficios privados y sociales en
la producción de bienes convencionales sean semejantes, los beneficios sociales
y privados de la innovación pueden diferir en gran medida. Incluso hay
innovaciones que tienen repercusiones sociales negativas, como las de los
cigarrillos que eran más adictivos. El sector privado se preocupa de saber de qué
parte del valor de la idea puede apropiarse, no de los beneficios para la
sociedad en general.
En la economía innovadora del siglo XXI, el
gobierno puede tener que asumir un papel más importante para sufragar la
investigación básica sobre la cual descansa todo el edificio; para marcar la
dirección de la investigación, por ejemplo, a través de subvenciones y premios
que incentiven la investigación que más responda a las necesidades nacionales;
y para lograr un régimen de la propiedad intelectual más equilibrado que
permita a la sociedad obtener el máximo beneficio de los estímulos que puede
proporcionar sin los costes asociados, incluido el de monopolización.
La recesión de 2001 demostró que el país aún
podía gastar más de la cuenta en fibra óptica y otras inversiones, y esta
recesión ha demostrado que todavía puede gastar más de la cuenta en vivienda.
Los mercados fallan, pero los fallos del
gobierno —dicen algunos— son peores. Los mercados pueden generar desigualdad,
pero la desigualdad generada por el gobierno puede ser peor. Los mercados
pueden ser ineficientes, pero los gobiernos son más ineficientes todavía.
La sociedad debe tener confianza en que las
reglas se establecen con equidad y los árbitros actúan con justicia.
Algunos clichés siguen siendo verdad: el que
paga manda. El sector financiero ha pagado a los dos partidos y se ha hecho con
el mando. ¿
Capear esta crisis —y evitar crisis futuras—
es una cuestión tan política como económica. Si nosotros como país no
acometemos esas reformas, corremos el riesgo de que se produzca una parálisis
política, dadas las demandas contradictorias de los distintos intereses
particulares y del país en general. Y si evitamos la parálisis política, puede
muy bien ser que sea a costa de nuestro futuro: endeudándonos en el futuro para
financiar los rescates de hoy, y/o creando unas reformas mínimas hoy, con lo
cual no hacemos sino aplazar los problemas más graves.
Actualmente el reto es crear un Nuevo
Capitalismo. Hemos visto los fallos del viejo. Pero crear ese Nuevo Capitalismo
requerirá confianza, incluida la confianza entre Wall Street y el resto de la
sociedad. Nuestros mercados financieros nos han fallado, pero no podemos
funcionar sin ellos. Nuestro gobierno nos ha fallado, pero no podemos
prescindir de él.
El futuro del
sistema financiero
Stiglitz, Joseph
(2010). Caída Libre. El libre mercado y el hundimiento de la economía mundial.
Madrid: Taurus. Cap. 7 “Un nuevo orden capitalista”.
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